14 octubre 2009

Desde Wild Rose

Fregar los platos es cuestión de espacio e higiene. Pero el acto en si va más allá. La razón por la que trabajamos en una oficina, por ejemplo, es el dinero, pero, ¿Que sentido tiene realizar un trabajo? Si solo es por dinero, es un acto inútil y personalmente no aporta nada a nuestra vida. Fregar uno a uno los platos despacio, mirarlos, enjuagarlos y ponerlos a secar con cuidado, y dedicarles toda la atención, da un sentido especial a lo que hacemos. Hacer de eso un momento especial lo saca de la rutina. Fregar los platos es una forma de meditar, de entrar en ese espacio entre dos pensamientos consecutivos y sumergirse en la profundidad de uno mismo y explorar ámbitos nunca antes vividos.

Hoy me toca a mi.

4 comentarios:

Clematide dijo...

Que genial sería si hiciéramos lo mismo con todas esas cosas que hacemos como autómatas...o al menos intentarlo.
Me ha encantado tu reflexión, Carlos. Estupenda!

Anónimo dijo...

Simplemente con hacednos conscientes de la temperatura del agua, del sonido que produce al caer, de los sonidos de la calle, de como deslizamos el estropajo por el plato y que dejemos que los pensamientos pasen sin permitirles tener una parada, es el camino de adentrarnos en ese SER que somos y al que tanto nos cuesta adentrarnos.

Anónimo dijo...

Hoy opte por hacerme consciente de mi respiracion y de mis pasos mientras andaba por la calle.... Y Malaga se descubrio de un color diferente!!!!

Gracias Carlos, por acercarnos a vivir el momento!!

mariano dijo...

Gracias Carlos, he vuelto a recordar que una vez estuve sumergido en esas aguas. En verdad las hecho de menos...haber tropezado con tus reflexiones me llena de tristeza por lo que deje pasar y ahora añoro. Sin embargo debo de seguir...
Gracias mi buen amigo.
Mariano