06 junio 2009

Ver sin ver

En una estación de aquí. Las ocho y diecisiete. Fátima y él aguardan. Un tren. Fátima deambula sin norte, va descalza. Él no tiene rostro porque aprendió a ser todos para crecer. Él se pregunta porqué ella tiene luz y la observa. No sabe que en el libro que lee se ve toda. Mientras la espía de reojo ve como del interior de ella brótan intensas ráfagas de color, palabras que hacen el milagro de abrir su interior. Quizá aún no sea tarde.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

siempre h?


Liliana

Carlos dijo...

Hola Liliana
siempre h? dame pistas

Anónimo dijo...

Hola Carlos!

según yo, tu entrada tenía primero ese título, o vi mal? ....... jejeje

Liliana

pd:igual me pasó con una entrada que tenías de algo del corazón y luego no la encontré!

???

Anónimo dijo...

Carlos, me acabo de dar cuenta que la entrada que te digo, era, La mano de Laura, pero tenía un corazón, así que no estaba yo mal, creo que o la cambiaste o no la publicaste, o no sé que pasó.....

=)

Carlos dijo...

Tienes razón, Liliana. Es una cosa que escribí, publiqué, no me terminó de gustar y lo quité. Pero de eso hace ya algún tiempo. Aún lo tengo en el borrador para publicarlo. Gracias por estar. Me hace ilusión tu visita

Clematide dijo...

Siento no haber comprendido sin necesidad de tu explicación. Ahora veo los entresijos de tus palabras, y me parece un relato delicioso, poético y dulce. Estupendo!

Anónimo dijo...

JAJAJAJAAJJJAAJ

me imaginé!!!!!!

saludos =)
Liliana