La Condesa de Almaviva, en su alcoba, lamenta las continuas infidelidades de su esposo. Antes de comenzar a interpretar el aria, Mozart crea una deliciosa introducción en la que musicalmente, nos pone en situación, pues dibuja la escena con la describe el estado de la condesa y la define con una delicadeza extrema. Es como si arrojara una alfombra hasta los pies de ella, y entonces pudiera comenzar con el lamento.
La he oido esta mañana y me he emocionado.
3 comentarios:
Con este post me regalas una imagen que poner a la música que ahora cobra un significado más emotivo y profundo.
¡Qué maravilla!
Gracias Carlos.
Un beso
Es un placer poder compartir este maravilloso mundo. Un beso
¡Hola!
Visito por primera vez este original blog. Leyendo este post "vivo" Las Bodas de Fígaro y soy consiciente de lo especial e irrepetible de cada momento.
Manel (http://lapaudeviure.blogspot.com/)
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