27 abril 2009

Mi mente

Hoy me he levantado con el pié izquierdo. Intentar influir en las emociones sin cambiar el estado de enfado que tengo hoy, es como intentar quitarle a un iceberg la punta: sale aún más, se me nota más el enfado, a menos que invierta una cantidad desorbitada de energía, para mantenerlo sumergido. Mi mente guía y mi cuerpo sigue obediente, pero como no me veo la cara no me doy cuenta de como las emociones han modelado mi cuerpo y se nota a la legua. ¿Qué hacer? Vívelo, siéntelo, disfrútalo, llora, no llores, grita y ya está, o es que no te vas a permitir estar así. Te van a querer igual. Por cierto, ¿qué culpa tendrá el pié izquierdo?

1 comentario:

Clematide dijo...

Sabia y coherente decisión, Carlos, la de saborear los enfados. Estoy de acuerdo contigo, creo que si no gastamos tanta energía en esconder nuestras emociones, podremos ser más fácilmente UNO.
Pobrecito pie izquierdo, qué sería de nosotros sin él...
¡Muchos besitos para disfrutar los grises también!