Érase una vez una bellisima flor azul del bosque, que no quería ser azul. Aceptó todos los colores del arco iris menos el precioso azul. No le gustaba el azul y menos aún ser azul. Sin embargo, por más que intentaba no serlo, lo era más. Al no gustarse, no hacía más que quejarse y quejarse todo el tiempo. Un día comenzó a llorar, y a marchitarse. Se sentía tan desdichada y desgraciada simplemente por querer ser lo que no era. Lloraba que te lloraba y las otras flores intentaron consolarla sin éxito, diciendole que las lágrimas marchitarían su belleza.
Un día una bonita mariposa se posó sobre ella y la flor habló y hablo de su pena.
"Eres azul y si vives el azul plenamente, vivirás de la misma forma los otros colores, sino no podrás vivir en ninguno y morirás." le dijo la mariposa, y se marchó.
La florecilla dejó de llorar, el sol brilló con fuerza y los insectos comenzaron a acercarse a ella.
3 comentarios:
conócete, acéptate, supérate...
por ahí va, no?
L
Muy gráfico y tremendamente hermosa la metáfora...esa es la esencia de nuestro maravilloso curso ¿Verdad?, y de la vida...
Más besos...azules y de todos los colores.
Me encanta tu lado clematis, o femenino como quieras llamarlo. Tan profundo, y tan sincero.
A partir de hoy me gusta ser azul. Gracias por recordarmelo gran amigo. Besos
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